Todos queremos una planta saludable, siempre verde, brillante. La hemos adquirido con cariño y nos esforzamos por mantenerla contenta cubriendo todas sus necesidades con mimo.  Así que cuando nos encontramos algo fuera de sitio como hojas amarillentas, puntas secas y marrones, múltiples hojas caídas o un aspecto debilitado, solemos llenarnos de preguntas y a menos que tengamos suficientes conocimientos sobre botánica, en ocasiones puede ser difícil comprender qué necesitamos para volver a nuestra planta a su estado óptimo. 

Quizá la caída de las hojas sea uno de los temas más consultados y cuyo efecto provoca mayor preocupación. Se percibe generalmente como el síntoma de una pérdida total inminente y eso, obviamente, suele ser motivo de consternación. 

Plantas de interior vs. plantas de exterior 

Por suerte hay muchos aspectos de las plantas que podemos delimitar, anticipar y corregir, así que teniendo a mano un par de conocimientos podemos solucionar las dificultades que se presentan en sus cuidados. Empezaremos diciendo que no todas las pérdidas de hojas significan lo mismo: entre los árboles los hay algunos que son caducifolios lo que significa que pierden sus hojas tras las estaciones de crecimiento (por ejemplo en otoño o invierno) renovando su follaje para el siguiente ciclo. Esto no implica ningún problema para la planta, es sólo una característica de la misma; ¿ejemplos? el cerezo, el almendro, el nogal, la morera, etc. Nuestras plantas de interior también están sujetas a un proceso constante de renovación, algo así como un ajuste de caídas con las hojas inferiores, más viejas, para que la planta pueda dar cabida a nuevas y frescas hojas más altas que la provean de energía a través de la fotosíntesis. Ante esto solo hay que limpiar la planta retirando las hojas secas del interior. 

El riego

Por supuesto que hay ocasiones donde la raíz del problema no está en las características de la planta sino en las condiciones medioambientales en que encuentra y en el tipo de cuidados que recibe por nuestra parte. Si la caída de hojas va acompañada de una visión general empobrecida de la planta o si sucede fuera de la época normal de latencia, podemos pensar en que la pérdida podría estar provocada por alguna deficiencia en sus cuidados y por tanto, tendríamos que modificar algunas actuaciones. La pérdida de hojas suele estar relacionada con falta de riego sostenido, lo que se traduce en un shock interno para la planta o bien un riego excesivo que literalmente ahoga a la planta pudriendo sus raíces y descolocando su estructura. 

La luz

La respuesta siempre está contenida en la relación que puedas establecer con tu planta. Ponte en su lugar, observa a su alrededor: ¿está demasiado cerca de una ventana con luz directa, han cambiado las temperaturas últimamente, está justo delante de un radiador? Luego de determinarlo, ¡actúa en consecuencia!. Seguro que modificando ciertas condiciones puedes devolverla al equilibrio esperado.  

¡Sigue tu huella verde!